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PROBLEMAS DE ANSIEDAD EN LA INFANCIA Y ADOLESCENCIA

 

Los trastornos de ansiedad en la infancia y adolescencia se manifiestan no solo en el niño o adolescente, sino también en el sistema familiar. Por lo tanto el tratamiento de estos problemas se realiza con los padres y con los hijos como un sistema, ya que los trastornos de ansiedad de los hijos afectan significativamente a la familia suponiendo una considerable fuente de estrés para los padres y estos necesitan aprender a gestionar el problema del hijo y el estrés que les supone. En muchos casos también puede ocurrir que los padres inadvertidamente estén causando el problema y hay que ayudarles.

      Muchas veces nos parece que los trastornos de ansiedad se dan más en adultos que en niños o adolescentes. Sin embargo, los niños y adolescentes también los padecen. Es una etapa de la que no estamos suficientemente concienciados del sufrimiento que ellos pueden estar atravesando o padeciendo. En estas etapas a pesar de los sufrimientos que puedan tener, muchas veces su aspecto es más bien alegre, a no ser que sea ya un trastorno muy severo. Parece que se les pasa pronto y que no queda huella, y no es así.

 

      Una dificultad para darnos cuenta de lo que está pasando es que los niños no aciertan a expresar lo que les pasa con la claridad suficiente para que los adultos nos demos cuenta.  En este sentido, muchas veces van a ser las quejas indirectas las que nos van a estar indicando la presencia de un trastorno de ansiedad en nuestros niños. Así, dolor de vientre, sudoración, mareos, alteraciones del sueño, irritabilidad, dolor de cabeza, excusas para no ir al colegio, o quedarse solo o separarse de los padres o de figuras de protección, o para no participar en grupos deportivos o de otro tipo, etc.  

 

      Por otra parte, también se junta el problema de que los adultos estamos lejos de ellos, más lejos de lo que nos necesitan (múltiples ocupaciones, trabajo, ganar el suficiente y necesario dinero, que no es fácil, estrés, dificultades de pareja, reclamo del propio tiempo que cada vez es más escaso, atender a varios hermanos, y tal vez a padres ancianos, enfermos, y así podríamos citar un largo etc). Además puede complicarse con enfermedades, o psicopatologías de los padres, estados de ansiedad, depresión, etc, que sin duda van a complicar mucho más el problema del niño o también puede ocurrir que determinados estados de los padres sean factores desencadenantes.

 

     También  puede ocurrir que lo detectemos pero que la gestión que hagamos complique mas el problema. Ya que por lo general, no sabemos manejar las dificultades de los niños y adolescentes, o las emociones que nos suscitan. Como vemos el problema puede complicarse con suma facilidad. Y siempre hay que verlo como un problema familiar, en cuanto que puede generarse en la familia, o puede perturbar a la familia.

 

Seguidamente describo los principales problemas de ansiedad en niños y adolescentes:

 

Trastorno de ansiedad generalizada

 

     En este trastorno suelen  preocuparse en exceso y de manera continuada, sobre numerosos y variados acontecimientos y actividades que suceden en la vida diaria. Este tipo de preocupación interfiere significativamente con el adecuado funcionamiento familiar, social y escolar. Las preocupaciones son exageradas e improcedentes, y el niño no puede ni evitarlas ni suprimirlas. Se puede preocupar por asuntos de la escuela, la familia, los amigos, el rendimiento escolar o deportivo, la competencia social, la aprobación de los demás, revisar hechos pasados, la puntualidad, la salud, guerras y catástrofes. Los cambios y las situaciones nuevas o poco familiares también desencadenan dichas preocupaciones. Se observan en ellos tendencias perfeccionistas, rígidas,  conformistas y hasta oposicionistas. Los niños mayores (11-13 años) refieren más síntomas físicos que los de menor edad (9-11 años). Quejas como dolor de cabeza, dolores abdominales y dificultades para dormir son frecuentes.

 

Ansiedad por separación

 

    Se caracteriza por expresiones de protesta, quejas, malestar, angustia, dolores abdominales, nauseas, dolores de cabeza, y otros síntomas diversos, ante la realización de actividades que supongan la separación de sus cuidadores adultos. Dichas actividades pueden ser muy variadas (ir a la guardería, al colegio, a campamentos, a casa de amigos...).

 

     La ansiedad por separación es adaptativa mientras que, por su nivel de desarrollo, el niño necesite la proximidad de las figuras que le cuidan. Sin embargo no es adaptativa en la medida que el niño, por su nivel de desarrollo no necesita la proximidad de sus cuidadores, la cual dificulta el desarrollo de los recursos y autonomía del niño, o bien que teniendo ya el niño un nivel de desarrollo suficiente para realizar determinadas actividades que requieren una autonomía correspondiente a su desarrollo, las evite por ansiedad apegándose a las personas que le cuidan. Por lo tanto hablamos de trastorno cuando la ansiedad ante la separación es excesiva e inapropiada para la edad del niño.

 

     Es importante saber que la ansiedad de separación puede manifestarse de las siguientes maneras:

 

- Al anticipar la separación

- Como miedo o preocupación a que les pase algo a sus cuidadores 

- Resistencia o evitación a ir a campamentos, pasar la noche en casa de amigos…

- Evitación de quedarse solo en casa o en otro lugar...

- Evitación de dormir solo, o en otra habitación…

- Pesadillas con temas de separación…

- Síntomas físicos (dolor de cabeza, tripa, mareos, palpitaciones...)

 

 

    La ansiedad de separación, si no se resuelve adecuadamente, puede en el futuro complicarse y derivar en otros trastornos como son el trastorno de pánico, la agorafobia , depresión, adiciones...

           

Rechazo escolar y fobia social

 

     Cuando se acerca el momento de ir al colegio, pueden aparecer las siguientes manifestaciones: Síntomas físicos, como taquicardia, nauseas, vómitos, dolor abdominal, diarrea, dolor de cabeza, trastornos del sueño…. Comentarios y quejas de profesores, burlas, agresiones, fracaso, autoestima…, evitaciones, excusas, para no ir al colegio…, escapes a la mínima dificultad, etc. Problemas asociados son baja autoestima, depresión en la adolescencia, fobias específicas, fobias sociales…

 

Trastorno obsesivo-compulsivo

 

     Las obsesiones se caracterizan por la “rumiación” de determinadas preocupaciones. La persona que las padece es incapaz de resolver o dejar dichas preocupaciones. No puede soportar convivir con determinadas preocupaciones. Con lo cual trata de eliminarlas dado vueltas continuamente en su cabeza, sin encontrar solución, ya que ninguna de las soluciones posibles le resulta suficiente. Así termina sintiéndose atrapado en el proceso obsesivo. Como puede suponerse es un estado que produce muchísima ansiedad.  Cuando las obsesiones se dan solas, hablamos de un trastorno obsesivo. Sin embargo, las obsesiones pueden ir acompañadas de compulsiones, que son comportamientos ritualizados que se realizan de manera automática y compulsiva con la finalidad de eliminar o reducir la ansiedad que generan las obsesiones.

 

     Las obsesiones pueden ser de muchos tipos. En los niños y adolescentes pueden obsesionarse por la muerte, las enfermedades, hacer algo mal, que ocurran acontecimientos dramáticos, que ocurran accidentes... Los rituales compulsivos pueden ser el lavado, la repetición ritualizada de gestos, múltiples comprobaciones que  nunca llegan a ser suficientes, mantener orden rígido con las cosas...

 

     Este  trastorno crea mucho sufrimiento tanto en los niños como en las familias, interfieriendo con la vida normal tanto familiar como escolar y social.

 

Fobias específicas

 

     La edad de comienzo suele estar entre los 7 y 9 años para la fobia a los animales. Las fobias mas frecuentes en la infancia: animales, perros, ratones, arañas…, oscuridad. Ruidos fuertes. Sangre, heridas, procedimientos médicos... Extraños.

 

Trastorno de ansiedad social o fobia social

 

     Es el miedo intenso e irracional a ser valorado negativamente por otras personas. Esta valoración se puede dar en una amplia variedad de situaciones: participar en clase, deportes, hablar con figuras de autoridad, contar chistes, reuniones de amigos, bailar, iniciar conversaciones… Cuando no queda otra que estar en esas situaciones se producen sensaciones diversas: nudo en garganta, ruborizarse, debilidad, taquicardia, dolor de cabeza, dolor abdominal, llanto, tartamudeo, quedarse paralizado. Con la evitación correspondiente, excusas para no ir a..., o excusas para escapar de... Se puede dar ante un abanico amplio de situaciones o bien ante algunas especificas. De nuevo, como vengo diciendo, es muy importante la detección temprana y el tratamiento temprano para no solo reducir el sufrimiento actual sino para prevenir la ocurrencia de otros problemas que podrían derivarse como depresión, abuso/dependencia de sustancias toxicas…

 

Acoso escolar o buyling

 

     Consiste en el maltrato psicológico, verbal, o físico que los escolares se infligen de forma continuada. Se puede producir en el aula y en las redes sociales. El acoso escolar intenta conseguir intimidar a la víctima, a través del abuso del poder que tiene sobre ella. Bien porque el poder sea real o bien porque el agresor sea percibido por la víctima como más poderoso. Así se generan para la víctima una serie de secuelas psicológicas. Es típico que  viva aterrorizado ante el hecho de tener que asistir al colegio y que asimismo se muestre nervioso, triste y aislado. En casos severos puede aparecer ideación suicida  e incluso intentos reales. Iñaki Piñuel y Zabala y Araceli Oñate han descrito las siguientes modalidades de acoso escolar: Bloqueo social. Hostigamiento. Manipulacion. Coacciones. Exclusión social. Intimidación. Agresiones. Amenazas.

 

Estrés postraumático

 

     Los niños pueden tener que vivir sucesos graves que les producen traumas. Ejemplos de experiencias traumatizantes en las que sientan extrema impotencia y terror. Pueden ser diversas. Vayan algunos ejemplos: amenazas a la supervivencia, sufrir graves lesiones, violaciones físicas o sexuales, presenciar actos de violencia, desastres, guerras, violencia domestica,  maltrato y abuso infantil.

Las experiencias traumáticas prevalecen mucho después de haber sucedido. Continúan  en sus pensamientos, en sus emociones y en su comportamiento. A pesar de que las vivencias traumáticas aparentemente se olviden, en cualquier momento, cualquier acontecimiento  podría hacerlas aflorar.

 

      Las reacciones de los niños y adolescentes al estrés postraumático pueden situarse entre leves a graves y pueden durar poco tiempo o cronificarse. 

 

 

Jesús Rodríguez Goñi.

                                                                                 

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